La escuela de Almagro, Rosario Vera Peñaloza, está cerrada desde el pasado miércoles 13 de marzo a la tarde, cuando desde el ministerio de Educación e Innovación de la Ciudad de Buenos Aires aceptaron el reclamo de los padres y madres, que exigían que un equipo de Instituto de Zoonosis Luis Pasteur asista a la institución para analizar los restos de ratas que había y determinara, por escrito, si las mismas eran peligrosas para la salud de los alumnos.
No es un asunto nuevo ni que los tome por sorpresa. “El año pasado se clausuró un mes y medio el comedor porque había muchas rata en la zona de la comida”, cuenta a PERFIL Fabia García Panelli, presidenta de la cooperadora. “No se terminó de solucionar nunca. Desratizaron más veces y pusieron mosquiteros en lugares que estaban un poco abiertos, pero nunca lo solucionaron”, agrega.
Desde el ministerio de Educación e Innovación aseguraron a PERFIL que vienen trabajando desde el año pasado en la eliminación de la plaga en el edificio y alrededores desde el año pasado, y que “se colocó 60 trampas con pegamento en la escuela distribuidas en todo el edificio. Al día siguiente, Control de Plagas de MAyEP realizó la inspección en la escuela donde surgió que todas las trampas dieron negativo, lo cual se asentó en un acta”.
Todo empezó el 13 febrero, cuando la directora de la noche, que se encarga de la educación no formal, les advirtió a los de la cooperadora que en el edificio había “mucho olor muy feo y ratas en varios lugares”. “Las ratas muertas tenían que ver con la concesión del comedor, que las dejó ahí y nunca se la llevaron. Su explicación fue que ellos trabajan de marzo a diciembre”, asegura Panelli.
“Nos juntamos con la gente de mantenimiento y empezamos a ver si podíamos desratizar de manera privada, pero no pudimos por cuestiones legales”, indicó a PERFIL Panelli.
El miércoles 6 de marzo, después de los feriados por carnaval, tendría que haber empezado las clases, pero eso no pasó. “No hubo acto de apertura”, describe a este medio una madre del colegio. “Ese día hicimos el reclamo por la cantidad de excremento de roedores que había”, agrega la misma persona. Jueves 7 y viernes 8 se suspendieron las clases.
El lunes 11 reabrió el colegio: “Tuvimos reuniones con la directora y con supervisores del ministerio. Dijeron que habían desinfectado el fin de semana y estaba en condiciones”, cuenta la directora de la cooperadora. “Nosotros queríamos un certificado de salud, porque seguía habiendo caca de rata. Es más, había en la sala donde estábamos teniendo esa misma reunión”, agrega sobre la reunión en la que estuvo presente. Finalmente el martes la directora decidió cerrar la escuela.
“A los maestros la supervisión les dijo que las clases siguen, que si los chicos encuentran caca no las toquen”, relata Panaelli.
Entre los grupos de whatsapp de las familias empezaron a circular rápidamente las experiencias de los chicos, fotos y videos. Por ese medio Eleonora, la mamá de Nicolás, le contó a su grupo: “Mi hijo dijo ‘que asco, ahí se caen las flautas las agarramos y nos las metemos en la boca’”, describiendo un lugar donde habían encontrado restos de los roedores.
La última novedad al respecto es que este jueves por la mañana desde el ministerio de Educación e Innovación aseguró a este medio que “personal del Instituto Pasteur fue a la escuela para tomar muestras y dar el informe detallado sobre la situación presente del establecimiento”. Mientras tanto, las familias están esperando que se terminen estos estudios y hayan novedades sobre el estado de la escuela.
DR/EA